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Una de las cosas buenas que tiene
escribir es que puedes contar mentiras y se nota mucho menos que si las cuentas
de viva voz, y una de las malas de escribirlas es que mientras que las dichas
puedes intentar olvidarlas, las escritas quedan grabadas en un soporte mucho
más duradero que la memoria.
Estos días,
previos a la llegada del verano, en los que el deseo de olvidar temporalmente
la tensión que ha sido la protagonista de muchos momentos de este curso va
transformándose en una obsesión, releo algunos de mis artículos escritos
durante estos seis últimos años. Los releo para encontrar alguna pista en lo
que ya he contado de alguna cosa que aún no haya hecho. Releo con la esperanza
de encontrar allí, entre lo que ya he dicho, lo que no encuentro entre lo que
podría decir, porque toda la pesada carga de pesimismo acumulado durante el
duro viaje de estos últimos meses deja poco espacio para encontrar en mi
maltrecha imaginación algunas palabras optimistas que tengan sentido.
Me apetece contaros
algo que sin ser un cuento, una mentira al fin y al cabo, haya sido
satisfactorio de verdad, una historia de esas que son claras, una historia
sencilla sin ambages, algo que no sea simplemente una pequeña estrella en un
cielo oscuro y que mi artículo sirva a modo de telescopio para transformar lo
que es realmente un simple puntito de luz en un sol majestuoso. Busco y rebusco
en los más de mis cien artículos y no soy capaz de encontrar esa historia no
escrita, esos huecos luminosos entre las palabras, pero entre ellas sólo soy
capaz encontrar el vacío. No está ahí lo que busco.
Antes de
atreverme a escribir estas palabras he hablado de la sequía que me cuartea las
ideas con alguno de mis buenos amigos, y algunos de ellos, cuando les cuento lo
que ahora os estoy contando me recomiendan una pausa, un receso. Atribuyen mi
falta de ideas al pesimismo construido por la acumulación de malas noticias.
Son buenos amigos, pero no estoy de acuerdo con ellos. No es el pesimismo lo
que me impide encontrar algo nuevo que contaros. El pesimismo es una actitud
que se construye después de una reflexión sobre la realidad, y lo que ahora
busco no está basado en una reflexión, no me apetece –de ésos ya he escrito
unos cuantos– volver a escribir una historia basada en una reflexión. Creo que
podría volver a escribir alguno de ésos, pero ahora busco una historia que
fluya como una fuente fresca en un rincón húmedo y oscuro de un bosque de
helechos. Palabras claras que afloren por una brecha del interior de una
montaña de roca oscura.
Tiene una cara
de niño grande, si no tuviera la barba tan cerrada parecería la cara de un
adolescente feliz y se mueve con unos gestos siempre un poco más lentos de lo
que espero. Tiene un ritmo parsimonioso. Esa tranquilidad que desprende creo
que ha servido para compensar mi efusividad y formar así un equipo eficiente.
Hemos compartido muchas negociaciones con gente alejada de nuestra profesión,
con una cohorte de ingenieros de telecomunicaciones, informáticos y gerentes,
pero también hemos mantenido muchas conversaciones sobre el futuro de la
farmacia y sobre los cambios en las organizaciones que la representan para que
ésas aumenten su eficiencia. Tiene una visión moderna de lo que nos conviene,
alejada de las convenciones imperantes, pero al mismo tiempo mantiene la
prudencia del que conoce los riesgos de mover las cosas demasiado deprisa y
correr el riesgo de que se rompan.
No voy a poder
descansar como me aconseja Lluís, él sí. Los avatares de las urnas han sido los
que han propiciado que los días de nuestro pequeño equipo se hayan terminado.
Las reglas de esta liga en la que jugamos son así. Los dos lo sabemos. Aunque
no puedo obviar la tristeza por su marcha, esta despedida forzosa es la que me
sirve para poder escribir palabras sencillas, claras y sinceras. Eso que estaba
buscando y que me resultaba difícil encontrar. Gracias.
Muchas de tus
ideas van a servir para que las dispensaciones de receta electrónica continúen
funcionando con fiabilidad, para que la red de los farmacéuticos cada vez esté
preparada para asumir proyectos más ambiciosos, y muchas de nuestras
reflexiones me van a servir a mí para continuar bregando, eso no te lo quita
nadie, y yo, que tengo la posibilidad de dejar algo escrito no quiero perder la
oportunidad de contar algo de verdad. Nuestra pequeña historia de estos cuatro
años y mi agradecimiento sincero por todo el esfuerzo y el talento que has
dedicado al equipo al que has pertenecido. Tienes la camiseta retirada en el
pabellón de mi memoria.
1 comentario:
No et diré que et llegeixi sempre, et diria una mentida, però sí que és cert que sempre localitzo els teus articles a la revista i intento reservar-los per "després", però avui vist i repassat per sobre, he vist un Lluis i un Girona i no n'he tingut cap dubte que parlaves d'un bon amic.El després s'ha convertit amb ara mateix i m'agradat , tan el tractament reflexiu inicial com el de la persona de'n Lluis amb el qual com tu, he compartit també una història, més modesta, des d'un COF petit però durant molts anys.Vam començar-hi a l'hora. M'agradat que públicament facis saber de la seva vàlua d'una forma tan sensible i verdadera.Felicitats!!.
Nota:Abans, ja havia fet el comentari,però em sembla que no s'ha guardat.No voldria repetir-me.
Margarita Casanovas
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