viernes, 6 de julio de 2012

Pla


Una de las cosas buenas que tiene escribir es que puedes contar mentiras y se nota mucho menos que si las cuentas de viva voz, y una de las malas de escribirlas es que mientras que las dichas puedes intentar olvidarlas, las escritas quedan grabadas en un soporte mucho más duradero que la memoria.

Estos días, previos a la llegada del verano, en los que el deseo de olvidar temporalmente la tensión que ha sido la protagonista de muchos momentos de este curso va transformándose en una obsesión, releo algunos de mis artículos escritos durante estos seis últimos años. Los releo para encontrar alguna pista en lo que ya he contado de alguna cosa que aún no haya hecho. Releo con la esperanza de encontrar allí, entre lo que ya he dicho, lo que no encuentro entre lo que podría decir, porque toda la pesada carga de pesimismo acumulado durante el duro viaje de estos últimos meses deja poco espacio para encontrar en mi maltrecha imaginación algunas palabras optimistas que tengan sentido.

Me apetece contaros algo que sin ser un cuento, una mentira al fin y al cabo, haya sido satisfactorio de verdad, una historia de esas que son claras, una historia sencilla sin ambages, algo que no sea simplemente una pequeña estrella en un cielo oscuro y que mi artículo sirva a modo de teles­copio para transformar lo que es realmente un simple puntito de luz en un sol majestuoso. Busco y rebusco en los más de mis cien artículos y no soy capaz de encontrar esa historia no escrita, esos huecos luminosos entre las palabras, pero entre ellas sólo soy capaz encontrar el vacío. No está ahí lo que busco.

Antes de atreverme a escribir estas palabras he hablado de la sequía que me cuartea las ideas con alguno de mis buenos amigos, y algunos de ellos, cuando les cuento lo que ahora os estoy contando me recomiendan una pausa, un receso. Atribuyen mi falta de ideas al pesimismo construido por la acumulación de malas noticias. Son buenos amigos, pero no estoy de acuerdo con ellos. No es el pesimismo lo que me impide encontrar algo nuevo que contaros. El pesimismo es una actitud que se construye después de una reflexión sobre la realidad, y lo que ahora busco no está basado en una reflexión, no me apetece –de ésos ya he escrito unos cuantos– volver a escribir una historia basada en una reflexión. Creo que podría volver a escribir alguno de ésos, pero ahora busco una historia que fluya como una fuente fresca en un rincón húmedo y oscuro de un bosque de helechos. Palabras claras que afloren por una brecha del interior de una montaña de roca oscura.

Lluís es uno de estos amigos que se preo­cupan por mí y que me aconsejan un descanso. Nos hemos visto a menudo aunque el vive en Girona, porque juntos hemos estado bregando durante cuatro años con las tribulaciones del sistema que soporta la receta electrónica de Catalunya. Han sido unos años en los que ha tenido que bajar a la capital casi cada semana y yo le agradezco el esfuerzo y la paciencia. Es una persona de apariencia tranquila que es un fiel reflejo de su carácter, y aunque compartimos la estatura, no nos parecemos en el carácter, yo no puedo evitar que la sangre me suba a la cabeza y él casi siempre la tiene fría. Compartimos el gusto por la buena mesa, pero también aquí tenemos diferencias. Él disfruta degustando lo que él mismo cocina y yo me limito a la degustación, ya que si hiciera lo mismo que él sólo podría comer algún que otro huevo frito. Compartimos también la afición por el baloncesto y los dos seguimos a nuestros hijos por las pistas catalanas, aunque los míos ya prefieren que les vayan a ver sus respectivas novias, lo que es un síntoma más de la decena de años que nos separan.

Tiene una cara de niño grande, si no tuviera la barba tan cerrada parecería la cara de un adolescente feliz y se mueve con unos gestos siempre un poco más lentos de lo que espero. Tiene un ritmo parsimonioso. Esa tranquilidad que desprende creo que ha servido para compensar mi efusividad y formar así un equipo eficiente. Hemos compartido muchas negociaciones con gente alejada de nuestra profesión, con una cohorte de ingenieros de telecomunicaciones, informáticos y gerentes, pero también hemos mantenido muchas conversaciones sobre el futuro de la farmacia y sobre los cambios en las organizaciones que la representan para que ésas aumenten su eficiencia. Tiene una visión moderna de lo que nos conviene, alejada de las convenciones imperantes, pero al mismo tiempo mantiene la prudencia del que conoce los riesgos de mover las cosas demasiado deprisa y correr el riesgo de que se rompan.

No voy a poder descansar como me aconseja Lluís, él sí. Los avatares de las urnas han sido los que han propiciado que los días de nuestro pequeño equipo se hayan terminado. Las reglas de esta liga en la que jugamos son así. Los dos lo sabemos. Aunque no puedo obviar la tristeza por su marcha, esta despedida forzosa es la que me sirve para poder escribir palabras sencillas, claras y sinceras. Eso que estaba buscando y que me resultaba difícil encontrar. Gracias.

Muchas de tus ideas van a servir para que las dispensaciones de receta electrónica continúen funcionando con fiabilidad, para que la red de los farmacéuticos cada vez esté preparada para asumir proyectos más ambiciosos, y muchas de nuestras reflexiones me van a servir a mí para continuar bregando, eso no te lo quita nadie, y yo, que tengo la posibilidad de dejar algo escrito no quiero perder la oportunidad de contar algo de verdad. Nuestra pequeña historia de estos cuatro años y mi agradecimiento sincero por todo el esfuerzo y el talento que has dedicado al equipo al que has pertenecido. Tienes la camiseta retirada en el pabellón de mi memoria. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

No et diré que et llegeixi sempre, et diria una mentida, però sí que és cert que sempre localitzo els teus articles a la revista i intento reservar-los per "després", però avui vist i repassat per sobre, he vist un Lluis i un Girona i no n'he tingut cap dubte que parlaves d'un bon amic.El després s'ha convertit amb ara mateix i m'agradat , tan el tractament reflexiu inicial com el de la persona de'n Lluis amb el qual com tu, he compartit també una història, més modesta, des d'un COF petit però durant molts anys.Vam començar-hi a l'hora. M'agradat que públicament facis saber de la seva vàlua d'una forma tan sensible i verdadera.Felicitats!!.
Nota:Abans, ja havia fet el comentari,però em sembla que no s'ha guardat.No voldria repetir-me.
Margarita Casanovas