El cangrejo
Uno de los fenómenos mágicos que suceden
en mi rincón escondido de l’Alt Empordà es lo que yo he bautizado con el nombre
de la hipertransparencia.
(Escribo estas palabras unos días después
de que las llamas enfurecidas por una tramontana insensible y juguetona
arrasaran pinos, encinas y viñedos sin compasión. Recuerdo el día concreto, el
día en el que el viento se cansó de jugar. Ese día, un martes de julio, yo
estaba en el balcón delante de la bahía de Port de la Selva y el mar estaba
calmado; tenía una belleza fría que le daba una serenidad próxima a la altivez
que desprenden los que miran por encima del hombro. Me inquietaba su
indiferencia por el miedo y la rabia que aún estaban sufriendo los vecinos de
Port Bou, La Jonquera
Cantallops , Agullana, La Vajol, Darnius, Capmany, Sant
Climent de Sescebes, Boadella i les Escaules, Sant Climent de la Muga, Biure,
Terrades, Cistella, Pont de Molins, Llers y Figueres. Ese martes de julio fue
uno de esos días en los que se puede dar el fenómeno al que me refiero.)
El resultado de mis observaciones indica
que el fenómeno puede presentarse después de un intenso episodio de tramontana
veraniega que limpia a fondo la atmósfera, durante la calma repleta de luz
brillante que invade el ambiente, el mar se mece imperceptiblemente, deja casi
de moverse y permite que afloren, con una brillantez aún mayor que la que
inunda la atmósfera de la bahía, todos los secretos que guarda bajo su manto
acuoso. En esos días, durante las horas que transcurren antes del ocaso, a
media tarde, me gusta sentarme en una roca de la que reciben las caricias del
mar y poner los pies en remojo. Disfruto de un tiempo que va perdiéndose sin
sentir añoranza del tiempo perdido. Es entonces, cuando me quedo absorto mirándolos
posados encima de las piedras del fondo. Puedo recrearme observando todos los
detalles de ese limitado paisaje, que por el efecto de la hipertransparencia se
muestran con toda minuciosidad, y los minutos pasan mientras yo voy
tranquilizándome a causa de la agradable sensación de poder ver la realidad con
una claridad que evita la mentira o el engaño, esa nebulosa que a menudo invade
nuestra percepción de las cosas, el frondoso bosque de sombras en el que nos
perdemos tan a menudo.
En una de esas peculiares tardes pude
observar detenidamente un pequeño cangrejo. Estaba escondido entre las piedras
que brillaban como esferas enceradas, con sus cantos pulidos por el roce
constante de unas con las otras. Tenían el brillo parecido al de unas bolas de
billar, pero no el color cremoso del marfil sino el del estampado caótico en el
que se mezclan los grises, blancos y negros de las rocas provenientes de las
montañas que van a morir a estas aguas. El pequeño crustáceo estaba inmóvil,
escondido en un recoveco. Sólo la hipertransparencia me permitía distinguir sus
pequeñas pinzas que enfilaban hacia mí. No creo que fuera muy consciente de mi
presencia, porque no conozco el efecto de la hipertransparencia a la inversa,
pero las circunstancias meteorológicas especiales evitaban que pudiera
continuar pasando inadvertido para mi vista.
La confluencia de diferentes
circunstancias meteorológicas son las que provocan la hipertransparencia, del
mismo modo que la alineación total de los planetas del sistema solar provoca
–según las supersticiosas predicciones de los agoreros de turno– grandes
catástrofes, incluso alguno de estos charlatanes de la pseudociencia pronostica
que esta casualidad astronómica es el inicio del fin de nuestro mundo.
Aunque cualquier informe con un mínimo de
seriedad sobre el pico de la crisis financiera, económica y política que
estamos sufriendo en nuestras carnes y en nuestros bolsillos no tiene en cuenta
este fenómeno astral como una de las causas que la originan, lo cierto es que
la catástrofe en la que estamos inmersos coincide en el tiempo con la
alineación planetaria que sucederá este año. Espero sinceramente que se trate
de una coincidencia sin más.
Por ahora he evitado caer en la tentación
de creer los pronósticos del ejército de chamanes, brujos, estudiosos del
calendario maya y otros charlatanes, pero tampoco puedo evitar comparar esta
coincidencia de proporciones planetarias con las coincidencias más locales que
provocan la hipertransparencia y voy a caer de pleno, de hecho ya lo he hecho,
en la tentación de escribir sobre las coincidencias que existen entre las
consecuencias del fenómeno sobre la pérdida de invisibilidad de mi pequeño
cangrejo y las consecuencias que tiene la de la conjunción de planetas sobre la
pérdida de invisibilidad de la farmacia.
El cangrejo vivía tranquilo en su agujero
de Les Clisques sin que yo supiera que estaba allí. En cambio ahora nada de lo
que haga pasará desapercibido e incluso puede llegar a ser el protagonista del
paisaje que voy a estar observando mientras mantengo los pies en remojo. La
farmacia vivía también tranquila en su oasis. Protegida por un velo que la
hacía inmune a las miradas indiscretas de otros sectores. Durante décadas,
había logrado construir un refugio confortable de estabilidad económica, aunque
lo cierto es que estaba inmersa en un mar en el que la ferocidad de la ley de
la supervivencia es la norma, pero la crisis económica y sus consecuencias
sobre las arcas públicas la han situado en el centro del foco.
Mientras ese martes de julio estaba
intentando buscar comparaciones entre el cangrejo y la farmacia, un cosquilleo
ligero recorrió el dedo gordo de mi pie izquierdo. Recuerdo que mi pequeño
amigo había decidido abandonar su refugio y andaba decidido hacia algún sitio
desconocido. La aventura que iniciaba mi pequeño amigo también me sirve para
poder acabar este artículo.
La farmacia se equivocará si cree que el
velo protector va a caer sobre ella otra vez, no volverá a ser invisible nunca
más. Deberá tomar la decisión de emprender un viaje y arriesgarse a convivir
con todos los peligros del mar abierto. No hay más remedio, y además quien nos
tiene enfocados es mucho mayor que nosotros y no está de vacaciones como yo lo
estaba ese martes mágico, y además siempre corremos el riego de que tenga
hambre y le apetezca un arroz de cangrejo.
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